
Las órdenes eran claras, su misión era únicamente de reconocimiento y no debía traer ningún elemento extraño a nuesto planeta.
Su desobediencia le costó la vida a más de cien de nuestros soldados, muchos más aún siguen ardiendo vivos y el resto estamos en cuarentena.
Desearíamos que aún estuviera vivo para darle su merecido.
Me gusta un buen. Me gustaría ver un libro de cuentos cortos ilustrados como éste.
ResponderEliminarGustavo
Gracias por el comentario y por la idea. A lo mejor me animo a lo de los cuentos más adelante.
ResponderEliminarLa frase final: "Desearíamos que aún estuviera vivo para darle su merecido" da mucho para una reflexión filosófica sobre la justicia, la impunidad y la inmortalidad del alma.
ResponderEliminarSaludos, "Vítor".
Eduardo.